Yo soy una persona más bien introvertida. Me gusta dedicar mis ratos a sentir, meditar, escribir y compartir en pequeños grupos. Amo lo lento y la belleza. Creo en los valores humanos, el arte y el amor. A veces siento envidia de las personas más extrovertidas, aunque con frecuencia descubro que esto es una mascara que muchos usan para huir del dolor y la profundidad de la vida. A veces, también yo uso la introversión para escaparme del compromiso y de mi propio valor.
A raíz de ver el fantástico vídeo de Susan Cain en TED, el poder de los introvertidos, que inserto después, he podido sentir el valor de lo que hago con calma día a día. Muchas personas aportamos a nuestro estilo, con una labor artística o vital, que deja una huella casi invisible en el mundo, pero que esta ahí germinando. Somos infinidad de almas introvertidas, llenas de pasión y sentido, que aunque no gritemos, tenemos muchos tesoros que vamos regalando.
En un mundo donde parece que el que más grita es el que tiene razón, algunos empezamos a decir suavemente que esto no es así. El devenir humano y la innovación social esta asentada en infinidad de personas sin grandes sobresaltos vamos investigando, interiorizando e influyendo poco a poco a nuestro alrededor. Tenemos mucho poder, e internet nos ayuda a mostrarnos. A diferencia de los gritónes, a los que su voz se la lleva el viento, muchos introvertidos vamos escribiendo libros y creando proyectos duraderos, con calma y con mucha voluntad profunda.
Normalmente no queremos hablar para la gran masa de seres humanos, sino para aquellos que pueden entender nuestros sueños. ¿Para que desperdiciar la energía?. Mira a tu alrededor y observa la legión de seres introvertidos que han cambiado la faz de la tierra, con su música, con su ciencia, o con su pasión escondida.
No todos los introvertidos tenemos voluntad, pasión, profundidad, humanidad y compromiso, pero los que lo empezamos a tener, creo que aportamos mucho valor a un mundo necesitado de sentido. Algunos valores como la ética, la compasión, o la creatividad, necesitan de entornos introvertidos de silencio para florecer. Y creo sinceramente, que esto es lo que necesitamos como especie humana, que el espíritu humano prenda en nuestros corazones, de forma vivencial, asumiendo nuestro dolor, y comprendiendo el sentido de tanto sufrimiento. Aceptando la realidad dentro de nosotros. Y uniéndonos de corazón a los demás.
Miremos dentro. Seamos primero introvertidos, para poder luego compartir extrovertidamente desde nuestro corazón y desde lo que vale la pena compartir, sin máscaras, ni autoengaños.
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